
El 29 de octubre de 2024, una gota fría provocó una riada devastadora en Valencia, con un caudal de 2.282 metros cúbicos —seis veces el del Ebro— que arrasó todo a su paso. Murieron 228 personas y miles de familias se vieron afectadas. La ciudad y los pueblos quedaron irreconocibles, con coches, casas y recuerdos arrastrados por el agua.
Sin embargo, en medio de tanta destrucción, surgió una ola de solidaridad. Voluntarios de toda España y de otros países acudieron a ayudar, aportando no sólo esfuerzo físico, sino también apoyo y esperanza.
La exposición 2282 nace de dos perspectivas: una personal —la del autor, cuya familia vivió la tragedia— y otra como fotógrafo de calle, buscando imágenes alejadas de los clichés mediáticos para construir una narrativa poética y reflexiva. No es solo un registro de lo ocurrido, sino un testimonio humano sobre la fragilidad, la resistencia y la belleza que puede emerger incluso en los peores momentos.













